La autora afirma que ningún grupo debe quedar excluido de hacer uso de la lectura y escritura significativas, ya que considera que son herramientas poderosas de comunicación que contribuyen a contrarrestar la desventaja física, instrumentos de transformación, crecimiento, autocreación, y florecimiento del potencial interno de la persona. Destaca que la lectura para personas con necesidades especiales resulta de gran valor ya que favorece la autonomía, facilita la integración social, las relaciones interpersonales y de colaboración, y en el caso de la discapacidad auditiva amplía el conocimiento de palabras. Concluye señalando que el fomento de la lectura y escritura son un verdadero desafío que se debe enfrentar de manera multidisciplinaria y que urge desarrollar para estos grupos, programas de promoción a la lectura y escritura