Ponencia presentada en: I Seminario Internacional sobre Teoría y Epistemología de las Ciencias Bibliotecológica y de la Información

Capítulo de libro

La autora reflexiona sobre el uso de los conceptos para denominar los objetos que integran el patrimonio cultural y que se manifiesta en problema cuando se intenta acotar dentro de un ordenamiento jurídico, los niveles y categorías de protección, así como los alcances de ésta. Afirma que el origen de esta ambigüedad, está directamente vinculada con la valoración social que se realiza por encima de los significados y símbolos contenidos en los objetos producidos por una cultura y por esta condición; elementos culturales que producen cohesión e identidad colectiva; la posibilidad permanente de instrumentación política de los valores que sustentan el aprecio social de estos objetos, condiciona de forma importante la elaboración de aquellos conceptos que los definen como entidades determinadas y diferenciadas de otras, que varía entre comunidades y entre generaciones, ya que cada objeto es portador de ciertas cualidades distintivas de la misma comunidad. Una de las características La primera y más importante es la que se refiere al concepto mismo que define al conjunto general de objetos y que conocemos como patrimonio cultural. Concluye que todos los objetos son productos de la cultura, pero no todos son representativos y distintivos de una comunidad determinada y éste es el ejercicio primordial: reconocer y denominar./CUIB

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